Por Christián Gutiérrez
“Reforma política de AMLO”.
Sin duda la discusión y conversación públicas de México se centran en la reforma al Poder Judicial, que es una de las 18 reformas pretendidas por el presidente, Andrés Manuel López Obrador.
¿Es importante esta reforma? Yo diría que es muy relevante, pues hablamos de una modificación al sistema político mexicano y eso no es cualquier cosa. Modificar un sistema, es como cambiarle la maquina a un carro; el piloto puede ser bueno o malo, pero una máquina nueva o remodelada, te puede dar para hacer muchas cosas buenas o malas.
Ahora bien, la discusión de esta reforma judicial importa mucho, pero yo no dejaría de ver otras reformas que también tienen un peso significativo, como la “reforma política”. ¿Por qué? Porque con la primera se pretende reformar al Poder Judicial, pero con la segunda, se modificaría el Poder Legislativo, así como el sistema de partidos políticos. Es decir, el sitio en donde están los que reforman o hacen las leyes, y el sitio en donde surge y se forma la clase política gobernante oficialista u opositora.
¿Qué pretende esta reforma política? En esencia, se plantea la posibilidad de eliminar los 200 diputados y 64 senadores plurinominales; elegir mediante voto secreto, directo y universal a las máximas autoridades electorales administrativas y jurisdiccionales, y reducir a la mitad el financiamiento ordinario a los partidos políticos.
Veamos:
Eliminar a los legisladores plurinominales, implicaría dejar en completa indefensión a la ya de por sí famélica oposición al régimen obradorista o de la 4T.
Sin legisladores plurinominales, será casi imposible que los partidos opositores -o independientes- a Morena, PVEM y PT tengan acceso al sitio desde donde podrían tener tribuna pública y podrían crear o reformar las leyes que rigen a todos los mexicanos.
Por otro lado, reducir a la mitad el financiamiento ordinario a los partidos políticos, sería darles un tiro de gracia a los partidos opositores a los partidos oficialistas. Imagine usted al Partido Acción Nacional o a Movimiento Ciudadano con menos recursos económicos para -por ejemplo-capacitar a sus cuadros jurídicos, o de mujeres.
Pensar en disminuir la economía de todos los partidos políticos en México es un tiro en la sien de los opositores al régimen actual, sobre todo, considerando que no existen garantías de que Morena -y quizá sus aliados-, puedan ser financiados y reforzados en su economía de manera discrecional desde el Poder Ejecutivo nacional.
Y por último, elegir por voto popular a las autoridades electorales, tiene que ver con la posibilidad de que estas autoridades terminen siendo afines al régimen actual, por lo tanto, con el compromiso de dejar pasar todo lo que beneficie a Morena y sus intereses electorales, y frenando todo aquello que pudiera perjudicar al régimen político oficial.
Meterse a la discusión de la reforma al Poder Judicial es necesario, pero no es menos importante observar cómo se pretende reformar al Poder Legislativo, que es otro de los poderes públicos de la Nación y al sistema de partidos políticos.
Yo francamente veo un obradorismo con la intención de enfilarse para tener condiciones y gobernar México por muchas décadas.
*El autor es consultor y capacitador, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.